lunes, 15 de junio de 2009

Círculo menstrual-Actividades

Las reuniones que hemos tenido en el Círculo menstrual están definidas por las siguientes actividades:

1.- Abrir el círculo como un espacio de armonía y confianza.
2.- Compartir con las demás compañeras nuestros calendarios de menstruación.
3.- Discutir sobre una lectura programada.
4.- Proponer lecturas u otras discusiones y actividades para la próxima reunión.
5.- Cerrar el círculo y el espacio de armonía y confianza.

En ese sentido, las sesiones que hemos tenido son (y serán) las siguientes:

2009
25 de enero (dedicado al feminismo italiano y su propuesta de la alianza entre mujeres, la sororidad)
22 de febrero (dedicado a la transformación de las Diosas en Demonios femeninas interrelacionado con el paso del matriarcado al patriarcado. Hablamos de Lilith)
5 de abril (dedicado a la Madre, por lo que leímos y discurrimos en torno al texto "Yo y mamá" de María Milagros Rivera...)
26 de abril (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)
24 de mayo (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)
28 de junio (la lectura fue "El concepto de genealogía femenina", texto de Luisa Muraro)
26 de julio (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)
23 de agosto (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)
27 de septiembre (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)
25 de octubre (la temática fue la violencia contra las mujeres)
8 de noviembre (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)

2010
31 enero (dedicado a nuestras experiencias como mujeres menstruantes)
21 febrero (Taller de máscaras)
24 febrero, conferencia "Feminismo y decrecimiento" por Amaia Pérez Orozco

La biotecnología desde una crítica mirada feminista

La biotecnología desde una crítica mirada feminista
por Miriam Libertad Djeordjian
lechuzaurbana@hotmail.com

Este artículo intentó en su origen dar una visión feminista de la soberanía alimentaria. Pero al querer establecer el paralelo entre el control multinacional de la biodiversidad y el control de la capacidad creativa y regenerativa de las mujeres y las mujeres mismas, concluí que ya no se trataba de establecer paralelos, sino de entender hasta dónde el imaginario patriarcal se ha profundizado en el control de la vida.

Decidí por ello indagar en las teorías que intentan dar cuenta de los inicios del patriarcado como sistema político-económico-social-espiritual-simbólico para desenmascarar la relación que existe entre el control de las mujeres por parte de los varones y las instituciones masculinas como el estado, iglesias, ejércitos y la visión reduccionista de las ciencias. Así, desde la Biblia, que en nombre de su Dios-Padre justifica la destrucción y el aniquilamiento de los cultos a la Diosa, así también las teorías neomalthusianas justifican la manipulación genética de semillas y animales, y la aniquilación de la tierra, y la privatización de los recursos en nombre del “desarrollo”.

Los patriarcas de ayer y hoy coinciden en una cosa: rinden culto a la guerra y a la muerte. Frente a esto, muchas mujeres de ayer y de hoy hemos sabido y sabemos resistir a las guerras, regenerar la vida y conservar la diversidad de ecosistemas y de culturas, anónimas en una historia donde la cotidianidad queda eclipsada por el espectáculo de “los grandes acontecimientos”.


De cómo las mujeres perdimos soberanía sobre nosotras mismas
Existen estudios arqueológicos[1] donde se trabaja la hipótesis que antes del octavo milenio AC existieron culturas cuyo orden social-económico-político-espiritual eran matrilineales y las mujeres no eran bienes de intercambio, ni esclavas, tenían el reconocimiento político y espiritual de su comunidad, y posiblemente el criterio de propiedad era aun colectivo. Como en Cätal Hüyuk y Hacilar en Anatolia, Jericó y la cultura Cretense-Minóica. Los mitos pre-patriarcales que anteceden al judeocristianismo y a los mitos griegos de la creación, referían a una Diosa-Madre creadora, dadora de vida y de muerte, administradora de Justicia y de abundancia, bajo diferentes nombres: Inaná , Ishtar, Tiamat, Astarté, Aditi, Cibeles, Chicomecoatl, Isis, Athor .
Parece haber una estrecha relación entre las civilizaciones agricultoras y el culto de la Diosa situadas según J. Melaart y Marija Gimbutas[2] en Europa y Asia menor fechadas desde el 10.000 AC hasta su declinación en 3500 AC, y toda una transformación y caída de estas Diosas a partir de civilizaciones pastoriles, nómadas, guerreras, y caracterizadas por apropiarse mediante el saqueo de todo cuanto se cruzara en su camino: los kurgos en Europa, los aqueos y dorios en Grecia, los hebreos en Canaán y los arios en India, fueron sometiendo a las comunidades agricultoras e imponiendo un nuevo “orden”, que ya no estaría centrado en la agricultura, sino en el saqueo.

La biblia es un testimonio sin desperdicios, de cómo la ideología patriarcal convoca a la violencia sobre la Naturaleza y las mujeres para alentar y sostener lo que fue el nuevo orden espiritual, donde la ley y la religión se unifican para perseguir y eliminar los símbolos y cultos a la Naturaleza, la Tierra y la capacidad regenerativa de la Vida, representado por la multiplicidad de diosas. En Éxodo 34: 13, la ley llama a los israelíes al entrar en Canaán a “derribar a los altares y a quebrar estatuas y cortar las imágenes de Aserá”. Esto se vuelve a repetir, con el agregado de consumirlo con fuego en Deuteromonio 12: 3.

La noción de la vida y la muerte, la conciencia de los ciclos y la circularidad del tiempo cambiaron de parámetros para reordenarse en una linealidad acumulativa donde la Naturaleza fue dejando de ser la generosa dadora de dones para ser una fuente de recursos a dominar.

De igual modo con las mujeres, sobran ejemplos. En Números 31:9, se narra como las mujeres de los pueblos dominados pasaban junto con las bestias, el ganado y todos los bienes parte del saqueo, y mas adelante, se narra el enojo de Moisés por haber dejado con vida a todas las mujeres y la exhortación a matar a todos los varones y a toda mujer que hubiere conocido varón carnalmente, dejando con vida solo a las niñas. Este pasaje no puede ser mas claro para ejemplificar el proceso de saqueo, genocidio y esclavización.

Los ritos que se realizaban con sangre menstrual simbolizando la ciclicidad de la vida, fueron reemplazados en sacrificios de animales vivos, por la sangre de la muerte, una muerte sin ciclos, una muerte del fin, sin retornos, aniquilante. Algunos ejemplos los encontramos en la Biblia respecto de la mujer menstruante, por ejemplo en el Levítico 15:19-33, donde describe como “inmundo” a todo cuanto toque a una mujer menstruante, a la cual parece considerar “enferma” porque habla de la purificación que debe hacerse con dos palomas por el sacerdote para ser purificada cuando “sane”. Igualmente con el parto, donde la mujer es inmunda por una semana si es varón o por dos si es mujer, necesitando , además, mas tiempo para purificarse. (Levítico 12:1-8 )

Según Riane Eisler, Marx y Engels señalan que “explícitamente” reconocieron la importancia critica de la opresión de las mujeres por los hombres, lo que Engels llamó “la opresión de primera clase” o “la histórica derrota mundial del sexo femenino”[3]

Pero sin embargo, será la teoría feminista la que establecezca la complejidad económica-política-religiosa-social que se crea con el control de la capacidad reproductiva de las mujeres por parte del colectivo y las instituciones creadas por varones (religiones, leyes, estado, matrimonio) en las sociedades patriarcales, estableciendo que el cuerpo de las mujeres y nuestra capacidad productiva y reproductiva son la primera propiedad privada de la historia, y la primera forma de esclavitud inspiradora de todas las formas que después se sucedieron, porque fue la esclavitud de la primer “diferente”.

El primer “otro” es una “otra”.


“La violencia y el saqueo como instrumento de creación de riqueza
son esenciales al proceso de colonización de la naturaleza
y de nuestros cuerpos a través de nuevas tecnologías”
Vandana Shiva[4].

La Inquisición: castigo ejemplar para futuras generaciones

El menosprecio del parto, la condena a la mujer menstruante, la violación como “impulsos naturales del hombre”, el matrimonio decidido por el padre como dote, la esclavización de niñas para trabajos y servicios sexuales, la heterosexualidad monogámica como norma obligatoria para las mujeres... Controlar el cuerpo de las mujeres y borrarlas de la historia son claves en este nuevo orden patriarcal. Pero la supresión femenina no ha sido solo “borrar nombres” de la historia o reducir las obras femeninas a “creaciones populares anónimas”. En la Edad Media ha existido un punto de inflexión sobre el cual la violencia patriarcal de las Iglesias Católica y Protestante, de los Señores feudales y el naciente poder académico parecería pasar inadvertido en los libros de historia. Que de 9 millones de victimas acusadas de brujería el 96% sean mujeres no es un dato menor. Que podamos nombrar a Giordano Bruno y a Copérnico, o que se haya hecho tan famoso el proceso a Galileo Galilei, debería llevarnos a pensar porqué no es conocido el nombre de una sola mujer condenada por la Inquisición si un porcentaje tan desproporcionado de víctimas han sido mujeres.

¿Quién ha escuchado hablar de Jacoba Pelicier, procesada en 1322 por ejercicio ilegal de la medicina, fue juzgada en París, no por incompetencia, sino por curar y hacer análisis de orina con la osadía de ser mujer? ¿O de Agnes Simpson, que en Inglaterra, fue quemada en la hoguera en 1591 por haber intentado aliviar dolores de parto con opio y láudano.? ¿ Y de Mme Blanchard? Ella en Rouen, Francia, 1772, una comadrona, acusada por el mismo médico a quien ella había instruido en el abc obstétrico “de llevar adelante prácticas para las que no estaba preparada”, padeció un juicio que duro siete años, hasta demostrar que ella había asumido responsablemente un caso que el médico acusador había negligentemente abandonado. [5] Tal vez hayamos escuchado hablar de Margareth Jones, que fue en EEUU la primera mujer ejecutada por brujería, y la causa clara de su condena es que hacía la competencia a los médicos de Massachussets con su habilidad y conocimiento de plantas. Mas ignota será entonces Tituba, una esclava negra que en EEUU, también fue juzgada por brujería y que fue sacada de la cárcel para ser vendida.[6]

Mujeres campesinas la mayoría, cuya cotidianidad estaba ligada a su comunidad, sanando, asistiendo partos, cosechando hierbas, investigando, observando. Mujeres con una espiritualidad ligada a la tierra, indomables frente a las creencias del cristianismo. Mujeres libres, amantes libres. Mujeres dueñas de su sexualidad y cuya identidad no se la daba un varón. Mujeres que jamás comprarían indulgencias... En fin, mujeres fieles a sí mismas. Lesbianas, solteras o viudas, su cotidianidad era un misterio para los hombres.

“Brujas, comadronas y enfermeras” aporta elementos para repensar el proceso inquisitorio desde una compresión histórica que nos explica el presente:“(...) Tanto geográfica como cronológicamente la persecución más encarnizada de las brujas coincide con períodos de gran agitación social, que conmovieron los cimientos del feudalismo: insurrecciones campesinas de masas, conspiraciones populares, nacimiento del capitalismo y aparición del protestantismo. Indicios fragmentarios sugieren que en algunas regiones, la brujería fue la expresión de una rebelión campesina encabezada por mujeres”. [7]

No sería extraño pensar que estas mujeres que gozaban de la confianza de su comunidad por ser quienes les brindaban sus saberes sanitarios, y me atrevo a decir espirituales también, fueran capaces de ser articuladoras de resistencias. Enfrentaron seguramente la violencia y la explotación de los señores feudales, como la exigencia eclesiástica del cobro del diezmo y las bulas que les prohibían celebrar sus rituales paganos ligados a la tierra y la fecundidad. Y finalmente, se volvieron un desafío para la incipiente Academia Medica, que veía en ellas sanadoras popularmente reconocidas y aceptadas, y que se tornaban una verdadera competencia.

Prosigue: “¿Quiénes fueron las brujas y qué horribles “delitos” cometieron para provocar una reacción tan violenta de las clases dominantes? Sin duda, durante los varios siglos que duró la caza de brujas, la acusación de “brujería” abarcó un sinfín de delitos, desde la subversión política y la herejía religiosa hasta la inmoralidad y la blasfemia. Pero existen tres acusaciones principales que se repiten a lo largo de todo el norte de Europa. Ante todo, se las acusaba de todos los crímenes sexuales concebibles en contra de los hombres. Lisa y llanamente sobre ellas pesaba la “acusación” de poseer una sexualidad femenina. En segundo lugar, se las acusaba de estar organizadas. La tercera acusación era que tenían poderes mágicos sobre la salud, que podían provocar el mal, pero también que tenían capacidad de curar. A menudo se las acusaban de poseer conocimientos médicos y ginecológicos.”[8]

Si pudieramos realmente dimensionar lo que significo la Inquisición y la quema de brujas no solo como señal de la barbarie patriarcal sino como advertencia futura de castigo ejemplar a quienes osaran resistir, quizás sería mas facil entender nuestro presente, y pensar que nuestro pasado ha sido mucho mas complejo, mucho menos lineal que lo que la historia cuenta.

En los últimos siglos, la sexualidad de las mujeres ha estado en manos de curas, médicos y científicos, no solo en lo referido a la menstruación, el embarazo y el parto, patologizándolos, sino también con una cultura donde el matrimonio y la norma heterosexual se instalaron como condicionantes del ser y el destino de la existencia de las mujeres.

Citando nuevamente a Vandana Shiva: “Al igual que ocurre con la regeneración vegetal en la agricultura, donde las tecnologías de la Revolución Verde están siendo desplazadas por la biotecnología, en el campo de la reproducción humana se está dando una evolución pareja. Con la introducción de nuevas tecnologías reproductivas, se acentuará el proceso de traslado del conocimiento y de la cualificación de la madre al doctor o doctora, y de la mujer al hombre.”[9]

“Queremos pan, pero también queremos rosas...”
En el actual modelo se ha producido un éxodo de las poblaciones rurales hacia las ciudades, y de los países del tercer mundo hacia EEUU y Europa, arrojando a miles de persona a una pobreza desconocida, agigantada por el desarraigo y la pérdida no solo de su tierra, sino también de su identidad. Así, la poca población que sigue luchando en los pequeños pueblos, queda indefensa frente a la violencia que ha instalado la policía y los patriarcas terratenientes venidos a menos, que descargan su temor de perder lo poco que les queda con una saña inusitada. La pobreza y el maltrato para quien se queda y para quien se va, arroja a condiciones desesperantes a la gente de la tierra. Y aquí, quiero señalar particularmente, la violencia que se ejerce sobre las mujeres, que son las que menos acceso tienen a la educación, y que desde muy pequeñas ya acarrean con hijos e hijas propias, y con un profundo sentido de supervivencia, muchas veces amadrinando criaturas cercanas. Son ellas también las primeras y mas expuestas víctimas del tráfico de mujeres, a la violencia marital, las violaciones incestuosas que quedan impunemente silenciadas por años.

La resistencia al patriarcado, al imperio, a la esclavitud, a la lógica de las guerras, al hambre, a la institución y el control de la espiritualidad, a la norma heterosexual como única posible, son tan antiguas como lo que el dominio masculino ha llamado “historia”, mientras desconoce 40.000 años de “prehistoria” de otras formas de organizar el tiempo y el espacio, otros modos de relación, tiempo en donde se perfeccionaron distintas tecnologías, se creo el lenguaje y la comunicación. Quizás, pasado y futuro se mimeticen al querer justificar nuestras utopías de sociedad con un pasado sobre el cual aun hay mas hipótesis que certezas.

Hoy, el decreto bíblico de "Dominar la Naturaleza” trasciende con la biotecnología los límites de la realidad para confundirse con la ciencia ficción. ¿Por qué sorprendernos que quienes se sientan a planificar la sigilosa ligadura de trompas practicada de manera arbitraria e inconsulta a mujeres indígenas de América y África, o silencien las ablaciones de clítoris aludiendo que son “tradiciones propias de cada cultura” sean los mismos que pregonan su cruzada a favor de la vida argumentando que una mujer que decide interrumpir su embarazo es una “asesina”?

La teoría maltusiana[10] y la neomathusiana que pregonan los defensores de la biotecnología, merecen ser cuestionadas con énfasis desde las mujeres, ya que la producción de alimentos y la superpoblación de personas en el planeta son dos temas que a las mujeres nos tocan muy de cerca.

La biotecnología se presenta a si misma como capaz de dar respuesta al problema del hambre, y se pretende “creadora” y dueña de la vida, como milenios atrás, se pretendió el Dios-Padre de Moisés. Hoy como ayer, el paradigma dicotómico y hegemónico del pensamiento patriarcal, tanto de los espirituales como de los científicos, resulta ser fundante de las guerras, las persecuciones y la devastación ecológica y cultural de las diversidades, de los recursos naturales y las creaciones humanas.

Al arrasar Moisés con el culto a lo Sagrado Femenino, a Astarté, Ishtar y Lilith, eliminó del mundo simbólico la celebración del principio regenerador, e instituyó en cambio el culto a un Dios-Padre controlador, ávido de guerras, destrucción y omnipotencia, y que, intolerante, instó a sus seguidores a destruir los templos de otras divinidades, saquear y esclavizar a los pueblos vecinos, y controlar a las mujeres de su propia comunidad.

De igual modo la biotecnología, erigida divinidad omnipotente capaz de manipular la vida, se postula salvadora contra el hambre del mundo, encubriendo tras un noble propósito, la voracidad del saqueo globalizador, la falta de visión y la desmesura.

Como ha dicho Claudia von Welhof [11] “A los ojos del patriarcado capitalista, las semillas y los cuerpos de las mujeres, fuente de energía regenerativa, son una de las últimas colonias.”

Por la agricultura orgánica, la identidad regional, la soberanía alimentaria, sobre el agua y territorial, la despenalización del aborto y la soberanía de las mujeres sobre nuestros propios cuerpos y vidas, la devolución de las tierras usurpadas a las comunidades indígenas, el fortalecimiento del intercambio regional, el dialogo de movimientos campesinos con movimientos sociales urbanos.

Por el retorno de la Diosa, el respeto y el agradecimiento a las fuerzas vivas de la Naturaleza, por la visibilidad de las múltiples formas de amor, de expresión, de lenguajes y culturas...
Que la magia vuelva al mundo!

Miriam Libertad Djeordjian
Buenos Aires, Febrero de 2004

Citas
[1] Las investigaciones de James Melaart, Marija Gimbutas, Evelyn Read, Peter Aaby entre otros. Ver Gerda Lerner LA CREACIÓN DEL PATRIARCADO, Edit Crítica, Barcelona, 1990.
Y de Riane Eisler, ELCALIZ Y LA ESPADA, Edit. Cuatro Vientos, 1993. Santiago, Chile.
Y Viky Noble, EL PODER NATURAL DE LA MUJER, Edit Planeta,1994.Bs.As
[2] Marija Gimbutas es arqueóloga, autora de numerosos estudios sobre la antigua Europa. Su trabajo mas conocido se ha centrado en la Anatolia, Turquía. Es citada por Gerda Lerner, Riane Eisler, Vicky Noble y sus trabajos han dado cuerpo material a quienes sotienen la existencia de comunidades matrilineales adoradora de la Naturaleza y la Regeneración Vital, simbolizadas por una divinidad Femenina.
[3] Riane Eisler, ELCALIZ Y LA ESPADA, Edit. Cuatro Vientos, 1993. Santiago, Chile.
Citando a Engels EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO.
[4] Vandana Shiva, “BIOPIRATERÍA” Editorial Icaria Colección Antrazyt, Barcelona, España, 2001.
[5] El caso de Jacoba, Agnes y Mme Blanchard, son descriptos por Eva Giberti en el 2º capitulo “ Mujer, enfermedad y violencia medicina” en Eva Giberti y Ana María Fernández. “LA MUJER Y VIOLENCIA INVISIBLE” Edit. Sudamericana, Bs. As. 1988.
[6], Diane Stein, “TODAS LAS MUJERES SOMOS SANADORAS” Arcano Books, Madrid, España, 1999.
Citando a Judy Chicago “The dinner party”, Doubleday, NY, 1979.
[7] Barbara Ehrenreich y Deindre English “BRUJAS, COMADRONAS Y ENFERMERAS”, Cuadernos Inacabados, Valencia, España, 1988.
[8] Idem
[9] Vandana Shiva. Ídem.
[10] La teoría económica de Thomas Malthus afirma que mientras la población crece en progresión geométrica, la producción de alimentos lo hace en progresión aritmética resultando de esta hipótesis que el hambre y el crecimiento demográfico son un callejón sin salida. Esta teoría, articula una filosofía donde la lucha por el alimento puede llegar a sugerir controles de población donde cuidar a “los nobles” y eliminar al exceso de pobres.
[11] Claudia von Welhof, “MUJERES Y NATURALEZA EN EL CAPITALISMO”. Londres, Zed Books, 1989.

Testimonios menstruales, nuestras andanzas II "Ser niña pequeña y mujer"

Ser niña pequeña y mujer
Por la niña pequeña

Encuentro que cada vez que se cimbra mi vida, la menstruación se detiene. Luego, me detiene. Este ciclo que me hace ser mujer, niña pequeña y mujer, determina mucho de lo que soy pero no lo es todo, aclaro. Mis pasos, mi historia, mis experiencias y, sobre todo, mis sueños y esperanzas también me conforman. Digamos, entonces, que mi menstruación me circunda.

I.- Antes de saber de esto
Aunque a mi madre se le presentó la primera menstruación a los once años, a mí me sucedió hasta los dieciséis. Muy tarde asumí mi cuerpo dentro de un ciclo. Y decir asumir es decir demasiado.
En realidad, creo que la tardanza, que fue siempre justificada por diversos pretextos como la herencia paterna o el excesivo deporte, evitaron que me viera como mujer. A ello se le suma una distracción mayor: mi nombre significa niña pequeña y así me he tomado. Como niña pequeña que se niega a crecer y, por tanto, a madurar y a ser responsable y reflexiva con su cuerpo.
De esta forma me dejé llevar muchos años por conductas que sólo ensombrecieron la relación de mi cuerpo conmigo misma. Agradecía los ciclos irregulares porque ellos me permitían disfrutar mi cuerpo en otro nivel. Puro placer sexual. Pero ello me alejó de la conciencia de que tener un cuerpo significa cultivarlo, quererlo, darle placer pero también tiempo para procesos biológicos tales como el crecimiento y la menstruación.
Por eso, fui forjando una brecha entre el dolor y el placer. Dolor e incomodidad se relacionaban con menstruación. Libertad y placer se emparentaban con la falta de menstruación. Mi amenorrea tenía las siguientes características: cada año me bajaba en sólo dos ocasiones las cuales duraban casi dos meses. Me convertía en una adolescente insoportable. Aunque las visitas al ginecólogo se sucedieron una tras otra, la solución de los médicos alópatas pronto llegó. Pastillas anticonceptivas. Una solución rancia, como más tarde me percaté.
Fui adicta a las pastillas anticonceptivas por más de diez años. En ese tiempo todo pareció ser correcto: todas las noches un pequeño chocho resolvía el asunto y permitía una vida más llevadera. Las consultas médicas siempre me indicaban: “Es mejor que te baje a que no te baje, ¿no? Entonces sigue tomándolas, tú sigue”.
Por ello, busqué a mi cuerpo por otros lados: primero me hice vegetariana, tomé el camino de la medicina homeópata, retorné a hacer ejercicio, resignifiqué mi vida y, finalmente, revisé en mi sangre y en mi tierra, me evalué en mi menstruación. Un sueño fue el detonante que me impulsó a dejar las cápsulas y me incitó a una solución propia.

II.- Al momento de saber de la menstruación
Tres años tengo dedicada al tema. A mi tema: la menstruación y su impacto sobre mi vida. Así, observo que no soy azarosa sino que respondo a un abanico de asuntos externos pero, sobre todo, internos. Me desintoxico y me maravillo de la puntualidad (que con su dinámica irregular me hace recordarme niña pequeña y saberme mujer) de los síntomas, de la emotividad, de la fortaleza, de mi ser interior.
Observo también que esto se detiene o se pone en marcha cuando debe ser. Cuando mi cuerpo y la naturaleza coinciden y determinan que así será.

Testimonios menstruales, nuestras andanzas I "Crónica de Danza ritual menstrual: CIHUAYO"

Crónica de DanzaRitualMenstrual: Cihuayo
Por Yaja

Cihuayo, gozo móvil de mis mares y silencios con raíces. Cuerpo que danza ciclos, cartografías, vulva, canal del río rojo…

Ritmo-Luna. Pronuncio “menstruación” y percibo el paso del temblor al sutil empoderamiento del menstruar: Poder de dar vida-muerte, de decir no, de limitar, capacidad de soltar y transformar. Niñ@s, jóvenes y viej@s aceptan, aceptan el hecho, raro e incómodo al inicio de un diálogo-menstrual. Al final se animan a compartir juegos y círculos curiosos, a lanzar una carcajada de gozo y espejo, o a unirse al unísono de las palmas.

Cihuayo surge paralelamente al compartir un tema crucial y poco hablado, la sangre lunar menstrual, en un círculo de mujeres. Hallé la palabra Cihuayo y la acuñe por ser fluido femenino creativo-en náhuatl-, nomás por eso, nada de enfermedad o cosa mugrosa o vergonzosa, sino líquido reconocido como dador de vida.

Crónica de las tres presentaciones-performances: el día de la mujer y el día de la tierra, benditas coincidencias…y el día en que se declaró la contingencia sanitaria por la influenza.

La primera vez, la del día de la mujer: un día soleado en Chapultepec, domingo familiar inesperado, tuvo lo suyo, me autopresenté, improvisé la palabra hablada y caí en cuenta, de que en tales paisajes pronunciar al micrófono menstruación puede ser rechinante y sin embargo, puede ser un silencio amorosamente asimilado. La resistencia primaria se volvió apertura. Presenté un soliloquio breve, aún en proceso en silencio, ocho minutos de oración movimiento: la metamorfosis de la adolescente desbocada a la niña avergonzada, a la despreocupada y a la bruja traganiños, escupemugres, hacia la consistente y bien plantada, pasando por la loba territorial que culmina en la linfática guerrera Artemisa, y después: silencio, entrega a la tierra, pausa. Fin. Grito festín, rito de gozo, y canto al “amor”.

La segunda vez, el día de la tierra, se añadieron dos escenas más: una al inicio y otra al final. Primera escena: exploro el ritmo con percusiones del cuerpo, contracción del útero, cólico, trabajo de parto; tiempo mágico y tiempo cotidiano. Tercera escena: después de la experiencia íntima, ¿cómo me relaciono, cómo acciono desde la sabiduría sangre?. Convoco un aplauso y culmina en un acto al unísono. Vestida de fiesta y medias verdes, en el exConvento de Culhucán, acarreando gente dos minutos antes de comenzar, otra vez era soleado y me autopresenté.

En la tercera presentación, de noche, en un bar cultural en Cholula, fue en el marco de un festival de artes escénicas. Cihuayo se visionó para ese lugar y ese momento y así se sintió. A la primera y tercera escenas, añadí la magia de las percusiones de audio de una boda africana. Público sintonizado y de fiesta, espejeándose. Rito que terminó en una explosión, “soy mujer tierra que tiembla sus nalgas y grasa adyacentes con orgullo y juego, gozo y lucidez de sentires”.

De milagro se dijo “menstruación”….es escondido el signo menstrual. ¿Por qué?, ¿por pena?, ¿porque se ve feo?, ¿por confusión? Tuve una presentación al micrófono al no aparecer en el programa del día - en el programa general del Festival si, pero editada-. Tons se mochó toda idea sangrantemente menstruosa. Quiero pensar que fue falta de atención del editor, lo bueno es que en vivo se pronunció: "Danza ritual: Menstruación".

Fluye de mi cuerpo a la tierra De ahí viene la vida,y la muerte, se silencia, se calla, se disfraza. Menstrué en la primera y la tercera presentaciones. Bendita sintonía.

Una danza para continuar siendo danzada, explorada y matizada. La próxima: Ensueño una danza con panza embarazada y la digna rabia, coraje amoroso y cantante de la mar. Leche y liquido amniótico, memorias ancestrales, pa allá voy….cuerpo paisaje de la tierra y el mar.